LEER JUNTOS, SESIÓN DE MARZO
No estábamos todas… las personas, pero sí un grupo dispuesto a disfrutar de la buena compañía literaria, repostera y de lector-as. “Noches blancas” es una novela romántica, con lenguaje de la época y sentimientos de la época. Por eso, ha costado identificarse con los sentimientos amorosos de la protagonista y ha costado menos entender e identificarse con los de él, porque aparecían la soledad, el ensimismamiento… Hemos reparado en los giros del idioma y las expresiones, que son traducidos de diferente manera en cada versión. El vocabulario es abundante, muy descriptivo; hay, decimos, “muchas palabras”.
De la primera parte destacamos que es “cómica” o infantil cuando habla con las casas como si fueran personas. El protagonista llena su vida de esos referentes vitales: la vida de los demás, las casas de los demás… y así, dice sin decir, que está solo.
El modelo de amor que se presenta en la novela, creemos que aun existe. Si pensamos en nuestros hijos e hijas, no creemos que ese modelo de amor nos guste para ellos, aunque nos agrade leerlo.
En este amor romántico, él anhela estar acompañado. Ella guarda y envía su amor a alguien que espera. Mientras… coge lo que hay. Pensamos que si las relaciones entre hombres y mujeres se establecieran en lo real y no tanto en lo ideal…
Nos ha quedado la imagen del imperdible. No ata definitivamente, y ella puede escapar, pero no lo hace. Siente que la abuela la protege, pero no sabe de qué y la abuela tampoco lo dice. Nos sorprende que la protagonista sale de casa de noche ¿no se entera la abuela?
En la novela, la protagonista lee novelas románticas, y se citan varias. Casi todas las protagonistas son infieles, casadas por obligación.
Hablamos de nuestro deseo de vivir una “noche blanca”, un paréntesis donde cabe la esperanza puesto que es una noche de día, donde el sol no se pone.
Y nos ponemos a hablar del autor, Dostoievsky. Recordamos los libros de las estanterías de nuestras casas, de nuestra infancia. Leíamos lo que había y entre lo que había, estaba Dostoievsky. Hoy, no aparece en los planes de estudio ¿quién lo va a conocer? Hablamos de la vida del autor, dura, complicada, una novela en sí misma.
Leemos la cita previa a la novela: como en la poesía, en dos versos puede resumirse todo el libro… “¿o fue guardado para quedarse si siquiera un instante en las inmediaciones de tu corazón?” (Itur Guenev).
Terminamos leyendo un fragmento en el que el protagonista enseguida habla de “mi” desconocido, o de “mi” señor, el que se tambaleaba. Hace suyo, lo que no lo es.
Y para la próxima y última sesión nos lanzamos a leer poesía, una excelente selección que nos entregan y a la que añadiremos aquellos poemas, versos o canciones, que marcaron nuestra infancia, adolescencia, juventud y… edad adulta. Eso será para mayo, el 26. Y a lo mejor nos grabamos recitando, que todo puede ser.
Como la vida lectora nos da para gozar mucho, añadimos con gusto “Todos deberíamos ser feministas” de Chimamanda Ngozi Adichie. Indagad sobre ella, impacta.
Os esperamos, de verdad.